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martes, 13 de octubre de 2015

HOY EN LA HISTORIA DE ESPAÑA LA PRIMERA REPÚBLICA ESPAÑOLA



La Primera República Española fue proclamada el 11 de febrero de 1873 por las Cortes Generales, sumiendo a la nación en una profunda inestabilidad en la que se sucedieron cuatro presidentes, Figueras, Pi y Margall, Salmerón y Castelar, en once meses.
La debilidad con la que nació provocó la inmediata restauración borbónica debido a varios factores, incluidos los levantamientos carlistas y la carencia de una burguesía, base social y tradición que la sustentase.

(Manuel Ruiz Zorrilla, hasta entonces presidente del gobierno,
Protesto y protestaré, aunque me quede solo, contra aquellos diputados que habiendo venido al Congreso como monárquicos constitucionales se creen autorizados a tomar una determinación que de la noche a la mañana pueda hacer pasar a la nación de monárquica a republicana.)

GOBIERNO DE ESTANISLAO FIGUERAS
Pero el problema más urgente que tuvo que atender el nuevo gobierno fue restablecer el orden que estaba siendo alterado por los propios republicanos federales que habían entendido la proclamación de la República como una nueva revolución y se habían hecho con el poder por la fuerza en muchos lugares, donde habían formando "juntas revolucionarias" que no reconocían al gobierno de Figueras, porque era un gobierno de coalición con los antiguos monárquicos y tildaban de tibios a los "republicanos de Madrid"
«En muchos pueblos de Andalucía la República era algo tan identificado con el reparto de tierras que los campesinos exigieron a los ayuntamientos que se parcelaran inmediatamente las fincas más significativas de la localidad... algunas de las cuales habían formado parte de los bienes comunales antes de la desamortización».
En casi todos los lugares la República también se identifica con la abolición de las odiadas quintas, promesa que la Revolución de 1868 no había cumplido, como recordaba una copla que se cantaba en Cartagena

Así narraba Benito Pérez Galdós el clima parlamentario de la I República:

Las sesiones de las Constituyentes me atraían, y las más de las tardes las pasaba en la tribuna de la prensa, entretenido con el espectáculo de indescriptible confusión que daban los padres de la Patria.
El individualismo sin freno, el flujo y reflujo de opiniones, desde las más sesudas a las más extravagantes, y la funesta espontaneidad de tantos oradores, enloquecían al espectador e imposibilitaban las funciones históricas.
Días y noches transcurrieron sin que las Cortes dilucidaran en qué forma se había de nombrar Ministerio:
si los ministros debían ser elegidos separadamente por el voto de cada diputado, o si era más conveniente autorizar a Figueras o a Pi para presentar la lista del nuevo Gobierno. Acordados y desechados fueron todos los sistemas.
Era un juego pueril, que causaría risa si no nos moviese a grandísima pena.

LA RESTAURACIÓN BORBONICA
Se conoce como Restauración borbónica al periodo que abarca desde el pronunciamiento del general Martínez Campos en 1874 y la proclamación de la Segunda República en 1931.
El periodo se caracteriza por la estabilidad institucional, la conformación de un modelo liberal del Estado y la incorporación de los movimientos sociales y políticos, fruto de la revolución industrial, que comienza su decadencia con la dictadura de Miguel Primo de Rivera en 1923.


Antonio Cánovas del Castillo, figura clave en la segunda mitad del siglo XIX español, impulsor de la Constitución española de 1876, que supuso el inicio de un periodo de estabilidad institucional.
Murió asesinado el 8 de agosto de 1897, en Mondragón, por disparos del anarquista Michele Angiolillo.
Aunque la ex reina, Isabel II seguía con vida, ella reconoció que era demasiado divisiva como líder, y abdicó en 1870 en favor de su hijo, Alfonso XII.
Después del fracaso de la Primera República Española, los españoles estaban dispuestos a aceptar un retorno a la estabilidad gubernamental bajo el dominio Borbón.
Los ejércitos republicanos que se resisten a una insurrección carlista, declararon su lealtad al nuevo Rey en el invierno de 1874-1875.
La República se disolvió y Antonio Cánovas del Castillo, político e intelectual de confianza del rey, fue nombrado primer ministro en la víspera de Año Nuevo de 1874, promulgándose el 30 de junio de 1876 la nueva Constitución.

La insurrección carlista fue reprimida enérgicamente por el nuevo rey, que tuvo un papel activo en la guerra y rápidamente se ganó el apoyo de la mayoría de los españoles.
Un sistema de turnos se estableció en España en la que los liberales, encabezados por Práxedes Mateo Sagasta y los conservadores, liderados por Antonio Cánovas del Castillo, se alternaron en el control del gobierno. La estabilidad y el progreso económico se restableció en España durante el reinado de Alfonso XII.


María Cristina de Habsburgo ejerció de regente durante la minoría de su hijo, Alfonso XIII.
Cabe destacar la redacción de los proyectos de gobierno autonómico para Cuba y Puerto Rico llevados a buen fin por los políticos Maura, Abarzuza y Cánovas, que cristalizaron durante el gobierno de Sagasta, con Segismundo Moret en el Ministerio de Ultramar, otorgando a la isla autonomía plena con la sola reserva del cargo de Gobernador General, más los reales decretos por los que se establecía la igualdad de derechos políticos de los españoles residentes en las Antillas y los peninsulares, haciendo extensivo a Cuba y Puerto Rico el sufragio universal masculino.

En 1885 muere Alfonso XII de tuberculosis dando paso al reinado de Alfonso XIII precedido de la regencia de María Cristina de Habsburgo-Lorena, pero sobre todo, sería el asesinato de Cánovas del Castillo en 1897, el que conmocionaría a la nación, debido a las funestas consecuencias inmediatas derivadas de la Guerra hispano-estadounidense de 1898.

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