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miércoles, 30 de septiembre de 2015

HOY EN ¡LA HISTORIA DE ESPAÑA! LA HISPANIA CARTAGINESA Y ROMANA


Cartago y Roma entrarán finalmente en una serie de guerras (Guerras Púnicas) por la hegemonía en el Mediterráneo occidental. Tras la derrota en la Primera Guerra Púnica, Cartago intenta resarcirse de sus pérdidas de Sicilia, Cerdeña y Córcega, incrementando su dominio en Iberia.
Amílcar Barca, Aníbal y otros generales cartagineses sitúan las antiguas colonias fenicias de Andalucía y el Levante bajo su control y proceden después a la conquista o extensión de su área de influencia sobre los pueblos indígenas. A finales del siglo III a. C., la mayor parte de las ciudades y pueblos al sur de los ríos Duero y Ebro, así como las islas Baleares, reconocen el dominio cartaginés. Fundan Qart Hadasht (Cartagena), que se convierte rápidamente en una importante base naval, debido al interés por controlar la riqueza generada por las minas de plata de Cartagena.63 Esto último se desprende de las palabras del arqueólogo Adolf Schulten.
Con la plata de las minas de Cartagena pagaron ellos sus mercenarios, y, cuando por la toma de ésta en 209 a. C. Carthago perdió estos tesoros, Aníbal ya no fue capaz de resistir a los romanos, de manera que la toma de Cartagena decidió también la guerra de Aníbal.
Schulten A.
En el año 219 a. C. se produce la ofensiva de Aníbal contra Roma, tomando la península ibérica como base de operaciones e incluyendo un gran porcentaje de hispanos en su ejército.
Es en este proceso cuando intentarán someter a la colonia griega de Sagunto, situada al sur de la frontera pactada del Ebro pero aliada de Roma, dando lugar a la Segunda Guerra Púnica, que culminará con la incorporación de la parte civilizada (íbera) de la península a la República Romana.
Hispania romana (206 a. C.-siglo V)
Tras la Segunda Guerra Púnica entre el 218 a. C. y el 201 a. C., se puede considerar la península ibérica sometida al poder de Roma. La campaña de ocupación, tras la expulsión cartaginesa, fue rápida, excepto en el interior (Numancia) y el pueblo cántabro que resistió hasta la llegada de Augusto en los inicios del Imperio romano.
En el 197 a. C., los romanos dividen el territorio ibérico en dos zonas: la Hispania Citerior y la Hispania Ulterior.68
El sometimiento total de la península tiene lugar en el año 19 a. C. (tras finalizar las Guerras Cántabras), tras lo cual se divide en tres provincias: Bética, Tarraconense y Lusitania, organización que perduró hasta el Bajo Imperio, cuando el territorio se divide en Bética, Carthaginense, Gallaecia, Lusitania y Tarraconensis.
El proceso de romanización entendido como la incorporación de la lengua, las costumbres y la economía romana se inició aproximadamente hacia el 110 a. C. y duraría con toda su fuerza hasta mediados del siglo III.
En esta época, los hispanos se configuraron como parte muy destacada del Imperio romano, aportando notables figuras durante el periodo histórico como los emperadores Trajano, Adriano, Marco Aurelio y Teodosio, el filósofo Séneca, los teólogos Paulo Orosio o Prisciliano, el retórico Quintiliano, los poetas Marcial, Lucano o Prudencio, el agrónomo Columela, el geógrafo Pomponio Mela o políticos como Marco Annio Vero o Lucio Cornelio Balbo, entre otros.

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