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jueves, 10 de marzo de 2016

HOY EN ¡AQUI TE LO EXPLICO! ¿QUE OCURRE MIENTRAS DORMIMOS?



Los sueños son de hecho, y en esencia, un proceso creativo puro.
La capacidad para inventar historias o situaciones que aunque no tienen mucha lógica (parte de la explicación por la cual los olvidamos tan rápidamente, porque la parte lógica del cerebro no puede interpretarlos bien) están casi siempre relacionados con algo que nos haya ocurrido durante el día.
Una forma que nuestra parte consciente no es capaz de interpretar porque está atada a las leyes de la lógica.
De hecho mientras dormimos, el córtex prefrontal, que es una parte de la materia gris asociada con la toma deliberada de decisiones y las acciones lógicas, permanece relativamente inactiva.
Los problemas amorosos, en el trabajo o los debidos a una enfermedad, siempre parecen peores de lo que son justo antes de dormir.
Y no es que sean más o menos graves, es que simplemente les estamos prestando un porcentaje más elevado de nuestra atención, que es un recurso limitado.
Eso hace que los percibamos de manera distinta.
En su lugar, se activan otras áreas como las correspondientes a la creatividad y al pensamiento ilógico.

Ahí es donde entra la parte de la resolución de problemas.
Si algo nos ha tenido preocupados durante el día, muy probablemente y aunque no lo recordemos aparecerá durante la noche en forma de sueño.
Y puesto que el cerebro no está pensando de manera casi obsesiva en ese problema (como nos suele ocurrir durante el día), puede suceder que de manera aleatoria empiece a asociar ideas, relaciones y procedimientos entre las distintas partes del problema encontrando eventualmente la solución.

El sueño juega un papel fundamental en el aprendizaje, y de hecho durante la infancia y la juventud es clave en la asimilación y aprendizaje de conocimientos.
¿Por qué?
porque durante el sueño el cerebro se encarga de asociar, entrelazar y relacionar esos contenidos entre sí, muy a menudo incluso creando sueños a partir de esos conocimientos.
Nuestro cerebro parece centrarse de manera más activa en los pensamientos que nos rondan la cabeza justo antes de dormir.
Puede estar relacionado con el hecho de los pensamientos más relevantes (y por tanto más susceptibles de ser soñados) son los que tienen más posibilidad de aparecer en nuestra consciencia en esos momentos previos al sueño.
Esas asociaciones parten del hecho de que no son lógicas, y por tanto la mente tiene que tomar otros caminos, otras vías no exploradas.
Obsesionarse una y otra vez con un problema durante el día no suele llevar a ningún lado y que si queremos, en cambio, que sean nuestros sueños los que se encarguen del asunto, lo más efectivo es darle un par de vueltas justo antes de dormir y esperar a la mañana siguiente.

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